‘PICHI’: EL PEQUEÑO GIGANTE QUE CONVIERTE SU DOLOR EN GOLES Y SUEÑOS EN EL INTERBARRIAL
El fútbol tiene una magia especial: une corazones, transforma vidas y escribe historias que inspiran. En el Interbarrial Diario El Universo, cada partido es una página de un libro lleno de sueños y superación. Entre esas historias destaca la de Leider Cedeño, conocido como “Pichi”, un niño de 10 años que ha demostrado que el amor y la fuerza trascienden el dolor más profundo.
Pichi, originario de Babahoyo, es parte de la academia de fútbol José ‘Pepín’ Gavica. Este fin de semana, su equipo enfrentó a JBG Unión de Bananeros, logrando una victoria aplastante de 7 a 1 y asegurando la clasificación al siguiente nivel. De esos goles, cuatro llevaron la firma de Pichi, quien fue imparable en la cancha. Ahora, él y su equipo se preparan para el siguiente desafío contra Cantera Playas.
Pero detrás de la sonrisa y el talento de este pequeño crack, hay una historia que conmueve. Hace apenas una semana, Pichi perdió a su papá en un trágico incidente de sicariato en su natal Babahoyo. Sin embargo, lejos de rendirse, decidió transformar su dolor en fuerza.
«Mi papito me ayudó a meter esos goles, yo lo sentí conmigo todo el tiempo,» dice Pichi con lágrimas en los ojos. «A mi papá le quiero agradecer por todo lo que hizo por mí, lo extraño mucho. A mi mamá le digo que la amo y que por ella voy a ser un gran futbolista, porque se lo prometí a mi papá.»
El apodo de Pichi, que hace referencia a su pequeña estatura, también simboliza su rapidez y habilidad en el campo. Para sus padrinos en el fútbol, Sandra Alvarado y Luis García, Pichi es mucho más que un talento; es un ejemplo de valentía y resiliencia.
«Siempre le decíamos a su papá que no se preocupara, que nosotros lo apoyaríamos en todo para que Pichi pudiera cumplir su sueño de ser futbolista,» comenta Sandra.
La familia de Pichi enfrenta serias dificultades económicas, pero el niño cuenta con un equipo de apoyo que lo respalda en cada paso. «Cuando sea profesional, estoy segura de que no se olvidará de esto. Siempre nos dice, a modo de broma, que nos llevará a pasear en su carro,» añade Luis con una sonrisa.
En cada partido, Pichi juega por algo más grande que el marcador: juega por su familia, por su comunidad y, sobre todo, por el recuerdo de su papá. Su historia es un recordatorio de que el fútbol no solo se juega con los pies, sino con el corazón y el alma.
El próximo desafío de Pichi y su equipo será enfrentar a Cantera Playas, y aunque el resultado es incierto, una cosa es segura: este pequeño guerrero seguirá luchando con cada gol que marca, dedicándoselo a su ángel en el cielo.
En cada jugada, Pichi demuestra que el fútbol es más que un deporte; es su refugio, su motor y su forma de mantener vivo el recuerdo de su padre. Cada pase, carrera y gol están cargados de emoción y un propósito mayor: honrar a quien siempre creyó en su talento. Su resiliencia no solo inspira a sus compañeros, sino también a quienes lo ven desde las gradas, recordándonos que, incluso en las situaciones más difíciles, el amor y la pasión pueden transformar el dolor en fuerza para seguir adelante.
Con historias como la de Pichi, el Interbarrial no solo celebra el fútbol, sino también la capacidad humana de superar la adversidad y mantener vivos los sueños.